Diego no nació de un parto. Un día Doña Tota y Don Diego frotaron la lámpara. Fue en el 60, década si las hay, un 30 de octubre. El genio brotó entre las ollas de mate cocido y las pilas de ladrillos esperando algún mango para hacerse pared.
Se enamoró de la pelota, y las caricias del pie izquierdo terminaron seduciendo también a la de gajos. Fueron cómplices cuando se metieron 4 veces en el arco del Loco Gatti, cuando este le había dicho gordito. Y cuando Diego la tenía pegada al pie haciendo jueguitos y una cámara premonitoria registraba al petiso genio diciendo que quería jugar un mundial, y salir campeón.
El genio tenía muchos deseos por cumplir. Ni que hablar de la gesta novelesca con el Nápoli. Y el partido con Inglaterra. Son cosas de cuentos, en serio, cuando uno le pide al genio que se le cumplan los deseos más estrambóticos. Y el gol a Italia en ese mismo mundial?, cuando construyó una estatua de Giovanni Galli mientras la pelota entraba mansa al palo izquierdo de golero. Y el pase a Caniggia para hacerle el gol a Brasil cuatro años después?, no hay forma de explicarlo si no aceptamos que Doña Tota y Don Diego frotaron una lámpara.
Nos vemos Diego!
Publicado en Facebook, 25-11-2020