Profetas de las puertas


Por Alejandro Barbeito

Los “profetas de las puertas” caminaban lento pero con la constancia de los convencidos, era un domingo caluroso y despoblado. 


La tierra se levantaba en las calles abandonadas de la ciudad. Venían en grupo, como en familia, eran niños, jóvenes y adultos. Las polleras a media pierna de las mujeres advertían a los pocos transeúntes de que se trataba. 

Venimos a anunciar el fin del mundo le susurró unos de los hombres a una viejita que agarraron desprevenida. La señora lo miró y recorrió con otra mirada la cuadra de tierra, la pobreza que brotaba de cada casa. Vió los ganchos colgados, le parecieron brazos desesperados arrancando lo poco que le hace falta al barrio para parecerse a algo. Recordó la balacera de la semana pasada por la disputa del territorio del menudeo. Esquivó pensar en lo poco que tenía, nada. Volvió la atención al sujeto de saco y camisa blanca, que ya había sacado de un portafolio una revista con dibujos de personas en una felicidad congelada. “Sabe qué pasa joven, acá el mundo ni siquiera comenzó”.

Dibujo: Alejandro Barbeito



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