Rock es vida



Hace poco más de 30 años el rock era del agrado de pocos y militar entre sus seguidores una rareza en la comunidad adolescente. No se escuchaba en las radios y mucho menos en la televisión. Por aquellas épocas el mundo estaba dividido por una cortina de hierro y en nuestro país la dictadura más cruel ejercía su poder. En ese contexto y con 17 años a cuestas yo escuchaba rock, una forma de canalizar por las venas algunos glóbulos de rebeldía. En la tapa de la carpeta de merceología entre símbolos de paz y Mario Kempes tallé con esmero tipográfico: Rock es vida.

En mi caso cada disco de rock era motivo de exploración en busca de mensajes en donde identificarme y de admiración a una gráfica que luego se transformaría en oficio.

Había grupos que a uno le pegaban rápidamente y otros a los que había que ponerlos en remojo para ir probándolos de a sorbos. Deep Purple, era para mí, unos de estos últimos. Sus carátulas y su rock pesado me causaban curiosidad. En esa época la conexión con la banda terminaba en el vinilo. Escucharlo una y otra vez hasta que la púa del tocadiscos se convertía en un instrumento más de la banda, interpretando una fritura no escrita en las partituras. La posibilidad de verlos tocar en vivo era una quimera. Los tiempos han cambiado. Ahora los grandes grupos tocan a la vuelta de tu casa. A la vuelta de la mía, si a dos cuadras, estuvo Bob Dylan!.

Vamos cruzando el paredón del dique San Roque en la tarde lluviosa del sábado camino a la Comuna de San Roque. Y no dejo de pensar en lo chico que se hizo el mundo. Ya arribados compramos pan con chicharrones y algunas cervezas. En la charla brotan los recuerdos uno tras otro.

― Nosotros vimos a Sumo en el club de pesca, te acordás?

― Soy de otra generación nene... yo vi a Porsuigieco en vivo…no se!

Y ahora acá va a tocar Deep Purple. Cosa e´mandinga, qué imagen!. Se me vienen encima las carátulas, los riff de ese rock en remojo y disfruto de tener amigos que compartan la fortuna. A cuanta gente le gusta el rock ahora!

Llegó el momento esperado. Verduritas al vapor, por favor… fue la orden de Ian Gillan al productor. Los años no vienen solos. El escenario se puso negro como la noche y lentamente comenzó a brillar una Estrella en el Camino. El rock empezaba a correr por las venas mientras a Gillan la voz se le hacía añicos en el intento de subir con el grito hasta el cielo, tocesita mediante. Pero que importa…que lindo que es esto!

Veinte mil almas, algunos veteranos de recitales en Atenas pero la mayoría jóvenes, corean Smoke on the Water haciendo del momento un banquete colectivo. Verduritas al vapor, por favor.

La lluvia paró un rato solo para escuchar. Imaginate, esta tocando Deep Purple en el Cosquín Rock, a 200 metros del monolito que hace del centro de la república pero que no es el monolito del centro de la república. En el mismo lugar donde venía a pescar con mi viejo. Black Night es la despedida. Nos fuimos caminando por la vía y comenzaba a llover de nuevo.

Rock es vida, nena!

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