Blues de despedida

Por Alejandro Barbeito

(Este texto lo escribí para el programa Escenario Villano del viernes 22 de mayo de 2015, en Radio VillaNos de Villa Carlos Paz )

Hola gente de Villanos, estamos en Las Vegas, en el velatorio de B.B. King. Si hoy viernes 22, murió el 14, pero acá se acostumbra así. Les cuento que se ha acercado un montón de fanáticos a darle el adiós. Quiero aprovechar la comunicación para contarles lo que pude hablar con algunos personajes cercanos al Gran Rey del Blues.


Cuando llegué a media mañana lo que primero me sorprendió fue lo que decía un viejísimo músico de blues que comentaba a quién quisiera oír que King le había confesado: “Yo no toco como me gustaría tocar. Hay un sonido que he estado buscando por todos estos años. No sé lo que es, pero lo sabré cuando lo escuche”. Lo habrá encontrado? me pregunté mientras me corría para ver la vitrina que armaron en el salón: allí están los 15 grammy que ganó y Lucille, su guitarra , que luce como un dios pagano donde todos se acercan a rezar.

"Sabe que amigo" me dijo un muchacho que se me acercó con el primer disco del Rey: Singin' the Blues. “Me lo autografió hace un par de años, es mi tesoro. Mientras me firmaba y al ver que yo iba con una remera de los Stones me dijo: esos chicos - mientras señalaba mi remera - y los Beatles le abrieron las puertas a una gran cantidad de músicos de blues de este lado del charco, yo banco a esos chicos para siempre, los felicito por ser personas de bien".

Lo deje mirando la Lucille y me corrí hacia un costado: “Ahora viene el despelote de los herederos” me dice una señora con un gran peluca rubia y un escote que mostraba un gran abismo. “15 hijos, 34 nietos y 33 bisnietos, y el representante que parece que se alzó con 30 palos verdes”. Su indignación no impidió que se manducara una dona de chocolate.

Me acerco a un flaco de traje blanco y sombrero panamá que parecía más uno de los malos de división Miami que alguien cercano al músico. “King era muy sensible”, me dijo mientras apagaba el puro en una maceta de plástico con plantas de plástico… “una vez le pregunte que le gustaría tener que no tuviera: me gustaría pagar la plata que sea para tomarme una foto con mi madre, ni siquiera tengo una buena foto con ella”.

Se me acerca un mozo que anda a los saltitos llevando comida de acá para allá, porque les aclaro que acá en los velorios se come y mucho, y me dice que una noche BB le comentó: “Mi esposa me suele llamar Cara con limón por las contorsiones faciales cuando toco la Lucille. Aprieto mis ojos, abro la boca, levanto mis cejas, muevo mi cabeza y Dios sabe qué más. Parece que me están torturando, cuando en verdad, estoy en éxtasis. Siento que las notas están pasando a través de mí, siento algo en mi interior”.

Me serví una pata de pollo frita que chorreaba por todos lados y lo deje ir al mozo a calmar a una gorda que pedía calorías a lo loco.

Más allá de todo este murmullo de velorio, me quedo con algo que me comentó B.B. alguna vez cuando vino a Buenos Aires, “Yo no fui a la escuela el tiempo suficiente para ser capaz de decir lo que siento. Pero he oído por ahí que el cielo es hermoso. Y si el cielo es más bello que lo que siento hoy, estoy dispuesto a irme mañana”.

Allí estará nuestro gran amigo B.B. King, ocupando su lugar entre los grandes, y lo que tocó tantas veces, hoy parece escrito para la ocasión: The Thrill Is Gone, la emoción se ha ido.

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