Jugar al carnaval

Por Ajejandro Barbeito

Me acuerdo. Como no recordar. Los carnavales en Alta Córdoba eran las fiestas más esperadas después de Navidad. Por lo menos para los purretes que éramos en aquella época. Teníamos 10 u 11 años. 

Los últimos calores del verano dilataban los días camino hacía el inicio de clases. No sabíamos mucho de los corsos, salvo, por el testimonio de mi viejo…”siempre se disfrazan de indios”. San Vicente quedaba muy lejos para la incursión en la siambreta familiar.

Pero para la gloriosa barra de amigos, carnaval era la fiesta del agua. Nos juntábamos bajo la sombra de un paraíso, a planificar las incursiones que haríamos por la zona en busca de pibas desprevenidas a las cuales acertarle el proyectil fatal: la bombucha. Don Poyi nos vendía los globitos sueltos, no nos daba el cuero para comprar un paquete entero, así que las cuidábamos como oro. Recuerdo, cómo no recordar: “….iremos por Sarachaga, ahí siempre están las Romero..” planteaba el Turco y el Cabezón aportaba….”bueno…pero a la vuelta volvamos por Manuel Lucero…cargamos en la canilla de la escuela y buscamos a la barra de Fonseca..” Llevábamos un balde con las municiones en agua para que no revienten.

Recuerdo, cómo no recordar, el plano que habíamos dibujado para fabricar un vehículo que tirara bombitas, una especie de carro lanza aguas usado para empapar a manifestantes. La hora de las incursiones era la siesta hasta las seis de la tarde, era un límite tácitamente acordado. A las pibas las agarrábamos por sorpresa, luego de minuciosos estudios de movimiento. A decir verdad, una vez lanzado el ataque eran pocos los que lograban bañar a la presa, pero que importaba. Muy pocas veces llegábamos a un objetivo donde ya se estaba jugando al carnaval, sumarse a esa fiesta era sublime...ahí salíamos todos empapados.

Volvíamos a casa solo porque a la tardecita había que disfrazarse para salir por el barrio a sorprender en zaguanes y en la plaza.

Cuando se instauró nuevamente el feriado de carnaval, me vinieron a la cabeza todos estos recuerdos. Para los que dicen que con la dictadura estábamos mejor, esos tipos nos sacaron, entre otras cosas, esa fiesta.

Cómo no recordar.

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